Pieza inmersiva sobre lo privado y lo público, alzando la pregunta de qué sucede a nuestra vida digital cuando morimos. Se desarrolla en un café, donde los participantes se sientan con auriculares y un smartphone siguiendo la historia de un personaje sentado con ellos.
El público es provisto de unos auriculares y un smartphone y se sienta en un café donde hay un único actor. A través de una app, se puede ver lo que muestra su teléfono, que envuelve redes sociales, notas de voz o correos electrónicos. La historia aborda la relación actual de las personas con los nuevos medios desde el punto de vista del legado digital cuando morimos, aportando ese punto de vista inmersivo e invasor de la privacidad del personaje con el que se comparte la experiencia. La pieza siempre sucede en una cafetería; cuando sale de gira sigue teniendo lugar en algún café local.