En el escenario de una sala escénica se monta un call center en el que diez actores/operadores realizan llamadas reales a todo el país de forma continua durante la función.
Los operadores ubicados en el call center cuentan con una base de datos de números operativos de usuarios con los que insistirán en contactar a fin de entablar conversaciones iniciadas a través de preguntas de diversa índole de carácter personal, que tienen preparadas en unas tarjetas con las que gozan de capacidad de improvisación. Algunas de las preguntas son tan diversas como «¿Cree que hay unas vidas más valiosas que otras? ¿Cuáles?», «¿Con qué jugaba cuando era niño?» o «¿Qué noticia cree que podría cambiar su destino en los próximos días?». Un monitor de sonido hace audible para el público alguna de las llamadas a tiempo real. Sus creadores son conscientes de que apenas 1 de cada 10 llamadas serán contestadas, pero su base de datos tiene 10 000 números y consideran que el dispositivo funciona con que haya dos o tres llamadas en marcha.